domingo, 20 de diciembre de 2009

Mas Allá

Me veía rodeada de cuatro paredes grises como una mañana antes del amanecer, pero no estaba asustada, no sabía cómo había llegado allí, pero estaba segura que nada malo me pasaría, por el contrario, sentía un buen presentimiento.

En un instante sentí otra presencia…. Y allí estaba él. No podía creerlo.
Me dedico una sonrisa y yo no pude evitar devolvérsela, era perfecto, veía cumplirse uno de mis anhelos mas esperados, podía sentir la dicha emanar de todo mi cuerpo…
Esta vez sí era real, no era una simple ilusión provocada por el amargo trago de la lejanía, lo sabía porque Podía detallar cada ondulación de su cabello… su tenue color marrón y sus brillantes ojos.

Mi ídolo,
Allí parado,
Allí observándome.
Se acerco hacia mí, sus pasos eran rápidos y no se detuvo en ningún momento, lo único que podía sentir era el eco de un momento feliz en mí ser. De pronto me miro directo a los ojos, podía leer mi alma y yo la suya, sabia quien era yo y lo que quería, y de un bolsillo saco el regalo que más había querido en mi vida, el más ansiado y con una sonrisa soberbia lo detalle. Con un pequeño gesto me indico que aun faltaba otra sorpresa… saco un pequeño marcador y escribió algo sobre la caratula, tenía una caligrafía como ninguna otra aunque no podía leer lo que allí estaba escrito, pero estaba demasiado agradecida con él, nunca había pensado que residiría un regalo así y menos de parte de alguien que no había visto nunca. Con un movimiento ágil se acerco a mí y me susurro algo que no pude descifrar.

Me desperté de golpe y observe que aun tenía ese regalo en mi mano y pude leer lo que decía:

"Para una de las pocas personas que con solo verle he descubierto que puede sobrevolar los sueños de todos aquellos que no se atreven a ser felices.
Sigue así.
Con amor Víctor".


Creía que de verdad estaba delirando por haber tenido aquel sueño, pero no podía negar que aquello que sostenía entre mis dedos... era completamente real.

Y con una sonrisa picara en mí rostro repetí las palabras que en mi sueño no pude comprender:

"vamos mi pequeña ave, extiende tus alas y vuela de vuelta al mundo real. Ahora posees lo que más querías."

Abrasé con fuerza mi regalo. Salte de la cama con intensiones de tener un buen día.

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