Él corría rápidamente junto a su compañero. De pronto se detuvo en seco, su corazón sintió un vacio insoportable. Alzo lentamente la vista hacia el cielo nublado, sentía como cada gota de lluvia le recorría su rostro lleno de amargura, cerró sus ojos de color negro como el carbón y pidió al cielo que aquella figura que había visto en frente suyo mientras corría, no fuera ella.
Su compañero se preguntaba quién era esa chica, pensaba que solo bastaría un movimiento para sacarla del camino. Sentía un gran impulso de matarla, solo quería destrozarle el cuello y ver fluir el líquido rojo que tanto le gustaba. Se agazapo y mostro una mirada de furia y felicidad alocada, le gustaba ver sufrir a las personas, en especial chicas bellas como ella. Miraba su pelo negro con ondulaciones, su cuerpo perfecto y su expresión le hacia hervir la sangre. Pero lo que más le llamaba la atención eran sus grandes ojos azules, sentía como si pudiera ver el cielo despejado en ellos, y la verdad, quería acabar con ese brillo que los iluminaba.
El mas joven de los 2 hombres, el líder, abrió los ojos y devolvió la vista hacia su compañero, vio su pasión, la mirada asesina que siempre prestaba a una muerte anunciada, eso lo enfureció y Se movió rápidamente, y en un abrir y cerrar de ojos lo inmovilizo. La mirada feroz que le clavo fue suficiente para detener cualquier deseo de muerte que tuviese, sabia que el ya no intentaría nada.
-debemos irnos, líder, los demás deben estar esperando nuestra llegada. Además Todos en la villa deben estar en nuestra búsqueda para matarnos. –Pronuncio con temor su compañero- .ambos sabemos que no podremos ganarles a todos…
-cállate-dijo fríamente-.no te metas en esto, no eres rival para ella…y tampoco yo.
Aquel hombre trago saliva asustado, ¿tanta fuerza tenia aquella chica?, decidió no meterse en el asunto de su líder, sabia que podría resultar muerto, así que solo se limito a observar.
-¿intentaras detenerme?.- pregunto con la mirada perdida en el vacio.
-si lo intentara…-dijo ella con seguridad-. ¿Me matarías?
Hubo un momento en el que nadie hablo, solo se escuchaba el caer de la lluvia. el líder nunca había sido un hombre que demostraba sus sentimientos, pero aquel día su compañero vio correr una lagrima por la cara de aquel infeliz muchacho, estaba seguro de lo que era, pues se veía diferente a las demás gotas de lluvia que rodaban por su rostro, no sabia como, pero así era. Se sintió avergonzado al a ver tratado de atacar a esa chica, pero la lastima embargo su corazón, nunca pensó que un líder de una de las organizaciones mas desalmadas del mundo pudiera estar sufriendo tanto por alguien, se veía en su expresión que de verdad la amaba.
-no podría hacerte nada.-pronuncio esas palabras con un gran dolor. No podía verla a los ojos, el se consideraba un demonio y pensaba que un ángel como ella no lo podía perdonar ni volver a amar-. No te culparía si me quisieras matar en este momento, no trataría de evitarlo.
Una sonrisa cálida y llena de esperanza recorrió la cara de la chica, era una de esas sonrisas que podían regocijar el alma mas destrozada y eso fue lo que hiso. Era obvio que no lo heriría.
-es mejor que se vayan, no querrán que los atrapen.-pronunciaba esas palabras tan cálidamente que se podía sentir un amor fraternal en el aire-. Me sentiría culpable de que murieran.
El líder esbozo una sonrisa de anhelo, de nuevo tenia una esperanza, un ser por quien luchar y amar. Nunca creyó que alguien a quien le había hecho tanto daño le pudiera perdonar tan fácil y rápidamente.
El compañero avanzaba al lado del su líder, el cual se detuvo al lado de aquella bella mujer que aun tenia una sonrisa juguetona.
-fue un placer encontrarte de nuevo, “líder”...
-lo mismo digo.
-¿te volveré a ver?-pregunto desilusionada.
-si aun puedes amar a un asesino...
Ella de nuevo puso una mirada desoladora y asintió con la cabeza. Eso alegro mucho mas al líder y Sin que ella pudiera hacer algo, èl le planto un beso en la boca, ambos extrañaban aquella sensación, le acaricio la cara con la punta de los dedos y se despidió. Comenzó a avanzar rapidamente al lado de su compañero, el cual no pronuncio palabra alguna.
Lo ultimo que ella escucho del líder, fue el chapoteo de los charcos bajo sus pies. El agua aun caía y ella al no sentir más su presencia, callo al suelo y rompió a llorar. De nuevo lo perdía, ¿que más podía hacer? ¿Acaso…ese seria su último adiós?
Ese día un alma pudo ver de nuevo la luz, y la otra sintió la espada del sufrimiento atravesar su interior, ¿el destino podía ser tan cruel para separarlas de nuevo?